El pasado sábado 31 de agosto se realizó la segunda Marcha de las Putas de nuestra ciudad, la presente reflexión se dividirá en dos partes: la primera relacionada al desprendimiento de mi blusa durante la marcha y la segunda sobre los coros lanzados al aire en un intento de empoderamiento femenino.
En cuanto a mostrar los pechos, en primer lugar me alegra por fin haberlo hecho en público, la experiencia me dejó en claro varios puntos:
Sacarte el brasier es satisfactorio, pero sacarte la blusa al aire libre lo es aún más, sientes que el sol te baña completa, te integra, te nutre desde fuera hacía adentro como nunca, sientes el viento en cada comisura del torso, sus caricias sin que nada pueda estorbarles, sientes la naturaleza y te sientes aún más parte de ella con tu belleza, tu ser orgánico y asimétrico, aún estando en medio de una de las urbes más industrializadas de este país, es, en definitiva, otra manera de experimentar tu cuerpo: el peso de los senos, su movimiento sin límites ni peso sobre ellos, los conoces, te conoces, sientes su peso real, su flexibilidad, su posición exacta en tu cuerpo ¿por qué nos hemos privado del placer de reconocer nuestro cuerpo a través de su desnudes en espacios abiertos? ¿por qué hemos permitido que se nos niegue y por consecuencia negarnos nosotras mismas la posibilidad legal de vivir esta experiencia? ¿les comparto algo? Sí logras desprenderte de todo prejucio, de la mirada del otro, de todo lo que pueda incomodar tu sensibilidad, es una experiencia extraordinaria.
¿Por qué hablar de las “tetas al aire”, como maravillosamente lo expresa la artista mexicana Rocio Boliver, sigue siendo tan problemático? No lo sé en particular, pero aquí una idea relacionada al lenguaje: Marta Lamas, en su texto “Usos, dificultades y posibilidades de la categoría de género”, expone algunas críticas sobre la simbolización del concepto“género” en castellano, describe que uno de los elementos que define el género son “Los símbolos y los mitos culturalmente disponibles que evocan representaciones múltiples”, el lenguaje es uno de estos símbolos, el problema principal es que el significado de la palabra “género” en español, antes de estar asociada “las formas significantes de poder entre los sexos” se refiere a la clase, especie o tipo a la que pertenecen las cosas, es decir que en lugar de ser un elemento que estimule la equidad, lo que hace es reiterar la diferencia entre la mujer y el hombre, y en el lenguaje, como lo expone Lacan, se manifiesta y reconstruye el sentido de la realidad. De entrada, la petición de equidad es un proceso arduo, con el pasar del tiempo se intenta aproximarnos a una mejor manera de hacer género y acercarnos cada vez más al ideal de equidad en el que ni siquiera tuviera que existir tal concepto; a todas los contras que tenemos enfrente del camino debemos añadirles la problemática del uso del lenguaje ¿qué sucede comúnmente cuando se describe la vestimenta de una mujer? ¿en qué términos se habla de la cantidad de tela que implica su ropa? Es muy común escuchar las palabras: enseña, exhibe, expone, etc., o por otro lado: se tapa, esconde, se cubre y más, mientras que los “puntos medios” (como si existieran) se conciben como prudentes y solamente se les da el adjetivo de “bien”. ¿Por qué son estás expresiones tan comunes y con qué están relacionadas en nuestra cultura? La que decide utilizar poca tela para vestirse no es socialmente aceptada, la que decide usar mucha ropa para vestirse tampoco; pero lo más importante, mediante las palabras que usamos para referirnos a ambos casos sólo objetualizamos lo que debería ser un derecho y lo que debería de ser visible también a través de nuestro lenguaje como un derecho, lo que hacemos al seguir utilizando estás palabras es, precisamente, negar la existencia del derecho sobre nuestro cuerpo en algo tan simple y básico como es el vestir (que a su vez es una forma de expresión de identidad).
Si yo dijera: mostré mis senos, exhibí mis senos o expuse mis senos, estaría diciendo una mentira, porque no quiero hacer alusión a ninguno de esos verbos, y si lo pensamos bien ¿cuándo hemos escuchando a un hombre decir “estoy exhibiendo mis senos” o “estoy mostrando mis senos”? Nunca, sólo dicen que andan sin camisa y lo que yo hice fue precisamente eso, empoderarme de mi cuerpo y de mi condición como ser humano mujer: fortalecerme espiritual, política y socialmente a través de ese acto. Esto es lo que necesitamos, modificar la estructura del lenguaje, ser conscientes de las palabras a través de las cuales describimos nuestras acciones y representamos nuestro pensamiento y sentir. En ese reto se puede hacer mucho más de lo que creemos: construir género en nuestra psique y volcarlo hacia nuestras interacciones, es decir, hacia lo social.
Después de expuesto lo anterior, creo importante realizar una valoración de las palabras utilizadas en los cantos lanzados al viento durante nuestro traslado en la marcha del pasado sábado:
“Las calles y la noche también son nuestras, ninguna agresión sin respuesta”
“Patriarcado y capital una alianza criminal”
“Aborto sí, aborto no, eso lo decido yo”
“La falda cortita no me hace facilita”
“No que no, si que si ya volvimos a salir”
“Oye baboso yo escojo a quién me cojo”
“Oye cabrón no me gusta el arrimón”
“Saquen sus rosarios de nuestros ovarios”
“Nos quieren putas, nos quieren santas, nos quieren hartas”
Algunas de ellas se enfocan en lo que se busca, en lo que desea, en reiterar un derecho: “Las calles y la noche también son nuestras...”, “Aborto sí, aborto no...”; sin embargo otras me causan muchos cuestionamientos y creo que pueden lanzar mensajes contradictorios, por ejemplo: “No que no, sí que sí, ya volvimos a salir” ¿Qué se esconde detrás de esa frase? ¿Qué sólo nos hacemos visibles en ese momento?, ¿Que es el único momento en el cual lo hacemos? Parece como si todo el tiempo restante al de la marcha estamos “adentro” de algo y que ese adentro no es tan victorioso como el momento de estar “afuera”: el momento de salir, que además, es temporal.
“Oye baboso...” y “Oye cabrón...” implican palabras que son consideras como groserías, por lo tanto faltan al respeto de aquel a quién van dirigidas, causando fragmentación en lugar de integración y la violencia se expresa en mayor cantidad en las sociedades fragmentadas, entre más lejanía experimentemos las mujeres de los hombres y los hombres de las mujeres, mayor será la violencia que se ejerza entre nosotros.
“Saquen sus rosarios...”, todas las instituciones “hacen género”: el gobierno, la educación, la familia, la televisión, etc., no sólo las religiones, ni es una característica única de la religión católica, si nosotras como mujeres acusamos particularmente una “fe” estamos violando el derecho a la libertad de creencias y tradiciones, lo cual contradice nuestra petición de respeto, además de eso, no sólo nos separa de los hombres, como las frases anteriores, sino que nos separa de otras mujeres que, si pudieron haberse sentido atraídas por el movimiento, al sentirse ofendidas será más difícil que se acerquen y se hagan cargo de su proceso de empoderamiento como mujeres.
Creo que es imprescindible preguntarnos cuáles de nuestras palabras y nuestros actos aumentan la posibilidad de un cambio de paradigma a favor de la equidad y el respeto; y cuáles, inconscientemente, reiteran el paradigma dominante que tanto nos daña y violenta.
Por último felicito enormemente a la organización del evento por su labor y trabajo, no siempre somos conscientes de las luchas que nos preceden y gracias a las cuales las mujeres de hoy podemos acceder a posibilidades que antes eran impensables: estudios, trabajo, sufragio, etc., sin embargo esta posición de derechos tiene amplias y lastimosas carencias en el mundo actual a pesar de todas estas luchas, esta perspectiva no implica que tengamos una deuda, ni una responsabilidad, lo que tenemos es el derecho de continuar con la encomienda desde donde cada una de nosotras, cada uno de los hombres y todos como seres humanos, ciudadanos de este mundo, podamos continuarla. Gracias a todas y todos los organizadores, colectivos y participantes de la marcha por su amor a la causa y a la vida.
Para más información sobre la Marcha de las Putas Monterrey, visita:
https://www.facebook.com/events/423360037777004/?fref=ts
En cuanto a mostrar los pechos, en primer lugar me alegra por fin haberlo hecho en público, la experiencia me dejó en claro varios puntos:
Sacarte el brasier es satisfactorio, pero sacarte la blusa al aire libre lo es aún más, sientes que el sol te baña completa, te integra, te nutre desde fuera hacía adentro como nunca, sientes el viento en cada comisura del torso, sus caricias sin que nada pueda estorbarles, sientes la naturaleza y te sientes aún más parte de ella con tu belleza, tu ser orgánico y asimétrico, aún estando en medio de una de las urbes más industrializadas de este país, es, en definitiva, otra manera de experimentar tu cuerpo: el peso de los senos, su movimiento sin límites ni peso sobre ellos, los conoces, te conoces, sientes su peso real, su flexibilidad, su posición exacta en tu cuerpo ¿por qué nos hemos privado del placer de reconocer nuestro cuerpo a través de su desnudes en espacios abiertos? ¿por qué hemos permitido que se nos niegue y por consecuencia negarnos nosotras mismas la posibilidad legal de vivir esta experiencia? ¿les comparto algo? Sí logras desprenderte de todo prejucio, de la mirada del otro, de todo lo que pueda incomodar tu sensibilidad, es una experiencia extraordinaria.
¿Por qué hablar de las “tetas al aire”, como maravillosamente lo expresa la artista mexicana Rocio Boliver, sigue siendo tan problemático? No lo sé en particular, pero aquí una idea relacionada al lenguaje: Marta Lamas, en su texto “Usos, dificultades y posibilidades de la categoría de género”, expone algunas críticas sobre la simbolización del concepto“género” en castellano, describe que uno de los elementos que define el género son “Los símbolos y los mitos culturalmente disponibles que evocan representaciones múltiples”, el lenguaje es uno de estos símbolos, el problema principal es que el significado de la palabra “género” en español, antes de estar asociada “las formas significantes de poder entre los sexos” se refiere a la clase, especie o tipo a la que pertenecen las cosas, es decir que en lugar de ser un elemento que estimule la equidad, lo que hace es reiterar la diferencia entre la mujer y el hombre, y en el lenguaje, como lo expone Lacan, se manifiesta y reconstruye el sentido de la realidad. De entrada, la petición de equidad es un proceso arduo, con el pasar del tiempo se intenta aproximarnos a una mejor manera de hacer género y acercarnos cada vez más al ideal de equidad en el que ni siquiera tuviera que existir tal concepto; a todas los contras que tenemos enfrente del camino debemos añadirles la problemática del uso del lenguaje ¿qué sucede comúnmente cuando se describe la vestimenta de una mujer? ¿en qué términos se habla de la cantidad de tela que implica su ropa? Es muy común escuchar las palabras: enseña, exhibe, expone, etc., o por otro lado: se tapa, esconde, se cubre y más, mientras que los “puntos medios” (como si existieran) se conciben como prudentes y solamente se les da el adjetivo de “bien”. ¿Por qué son estás expresiones tan comunes y con qué están relacionadas en nuestra cultura? La que decide utilizar poca tela para vestirse no es socialmente aceptada, la que decide usar mucha ropa para vestirse tampoco; pero lo más importante, mediante las palabras que usamos para referirnos a ambos casos sólo objetualizamos lo que debería ser un derecho y lo que debería de ser visible también a través de nuestro lenguaje como un derecho, lo que hacemos al seguir utilizando estás palabras es, precisamente, negar la existencia del derecho sobre nuestro cuerpo en algo tan simple y básico como es el vestir (que a su vez es una forma de expresión de identidad).
Si yo dijera: mostré mis senos, exhibí mis senos o expuse mis senos, estaría diciendo una mentira, porque no quiero hacer alusión a ninguno de esos verbos, y si lo pensamos bien ¿cuándo hemos escuchando a un hombre decir “estoy exhibiendo mis senos” o “estoy mostrando mis senos”? Nunca, sólo dicen que andan sin camisa y lo que yo hice fue precisamente eso, empoderarme de mi cuerpo y de mi condición como ser humano mujer: fortalecerme espiritual, política y socialmente a través de ese acto. Esto es lo que necesitamos, modificar la estructura del lenguaje, ser conscientes de las palabras a través de las cuales describimos nuestras acciones y representamos nuestro pensamiento y sentir. En ese reto se puede hacer mucho más de lo que creemos: construir género en nuestra psique y volcarlo hacia nuestras interacciones, es decir, hacia lo social.
Después de expuesto lo anterior, creo importante realizar una valoración de las palabras utilizadas en los cantos lanzados al viento durante nuestro traslado en la marcha del pasado sábado:
“Las calles y la noche también son nuestras, ninguna agresión sin respuesta”
“Patriarcado y capital una alianza criminal”
“Aborto sí, aborto no, eso lo decido yo”
“La falda cortita no me hace facilita”
“No que no, si que si ya volvimos a salir”
“Oye baboso yo escojo a quién me cojo”
“Oye cabrón no me gusta el arrimón”
“Saquen sus rosarios de nuestros ovarios”
“Nos quieren putas, nos quieren santas, nos quieren hartas”
Algunas de ellas se enfocan en lo que se busca, en lo que desea, en reiterar un derecho: “Las calles y la noche también son nuestras...”, “Aborto sí, aborto no...”; sin embargo otras me causan muchos cuestionamientos y creo que pueden lanzar mensajes contradictorios, por ejemplo: “No que no, sí que sí, ya volvimos a salir” ¿Qué se esconde detrás de esa frase? ¿Qué sólo nos hacemos visibles en ese momento?, ¿Que es el único momento en el cual lo hacemos? Parece como si todo el tiempo restante al de la marcha estamos “adentro” de algo y que ese adentro no es tan victorioso como el momento de estar “afuera”: el momento de salir, que además, es temporal.
“Oye baboso...” y “Oye cabrón...” implican palabras que son consideras como groserías, por lo tanto faltan al respeto de aquel a quién van dirigidas, causando fragmentación en lugar de integración y la violencia se expresa en mayor cantidad en las sociedades fragmentadas, entre más lejanía experimentemos las mujeres de los hombres y los hombres de las mujeres, mayor será la violencia que se ejerza entre nosotros.
“Saquen sus rosarios...”, todas las instituciones “hacen género”: el gobierno, la educación, la familia, la televisión, etc., no sólo las religiones, ni es una característica única de la religión católica, si nosotras como mujeres acusamos particularmente una “fe” estamos violando el derecho a la libertad de creencias y tradiciones, lo cual contradice nuestra petición de respeto, además de eso, no sólo nos separa de los hombres, como las frases anteriores, sino que nos separa de otras mujeres que, si pudieron haberse sentido atraídas por el movimiento, al sentirse ofendidas será más difícil que se acerquen y se hagan cargo de su proceso de empoderamiento como mujeres.
Creo que es imprescindible preguntarnos cuáles de nuestras palabras y nuestros actos aumentan la posibilidad de un cambio de paradigma a favor de la equidad y el respeto; y cuáles, inconscientemente, reiteran el paradigma dominante que tanto nos daña y violenta.
Por último felicito enormemente a la organización del evento por su labor y trabajo, no siempre somos conscientes de las luchas que nos preceden y gracias a las cuales las mujeres de hoy podemos acceder a posibilidades que antes eran impensables: estudios, trabajo, sufragio, etc., sin embargo esta posición de derechos tiene amplias y lastimosas carencias en el mundo actual a pesar de todas estas luchas, esta perspectiva no implica que tengamos una deuda, ni una responsabilidad, lo que tenemos es el derecho de continuar con la encomienda desde donde cada una de nosotras, cada uno de los hombres y todos como seres humanos, ciudadanos de este mundo, podamos continuarla. Gracias a todas y todos los organizadores, colectivos y participantes de la marcha por su amor a la causa y a la vida.
Para más información sobre la Marcha de las Putas Monterrey, visita:
https://www.facebook.com/events/423360037777004/?fref=ts